Biografía

Autobiografía

BIOGRAFÍA

Liliana Cristina Cinetto nació en Buenos Aires, Argentina y es Profesora de Enseñanza Primaria, Profesora de Letras, escritora y narradora de historias.

Como docente, ha ejercido en escuelas primarias y ha dictado cursos y talleres de capacitación en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, España, México, Portugal y República Dominicana.

Como autora, ha publicado más de 100 libros para chicos. También ha publicado cuentos y poesías en antologías de Editorial Norma Kapelusz, Edelvives, Edebé, Estrada, Aique, Santillana (Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Colombia), Marenostrum (Chile), Norma (Puerto Rico y EE.UU.), S.M. (España y Puerto Rico), Everest (España), Cajasur (España), McGraw-Hill (Estados Unidos), Tinta Fresca, Puerto de Palos, Grupo Cinco Editores y artículos teóricos en las revistas Mnemosine (España), Para la Libertad, Ludo, Ser y expresar docente y en el Boletín Cultural de A.E.P.A.

Muchos de sus textos han sido traducidos al francés, inglés, portugués, catalán e italiano.

Su obra reconocida en Latinoamérica y España ha recibido importantes premios como el Alfonso Grosso, de Sevilla por su primer libro de cuentos para adultos, La vida es cuento, además del premio Áccesit del Conservatorio literario de Rosario, el primer premio y la segunda y cuarta mención en el Primer Concurso Nacional de la Canción Infantil organizado por Aries F.M., auspiciado por la SADE de Salta y el segundo premio en el Primer concurso de Literatura Infantil de Sigmar por su novela El tesoro del último dragón.

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Como narradora, se ha presentado en la Exposición Feria Internacional El Libro del Autor al Lector (desde el año 1990 hasta el presente), en la Feria del Libro Infantil y Juvenil (desde el año 1989 hasta el presente), en el Teatro Nacional Cervantes, en la  Biblioteca Nacional, en la Biblioteca Evaristo Carriego, en la Biblioteca Leopoldo Lugones, en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, en el Centro Cultural Recoleta, en el Centro Cultural San Martín, en la AMIA, en jardines, escuelas primarias y secundarias y universidades de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, España, México, Portugal y República Dominicana, Costa Rica y en distintos eventos.

Integró la Comisión Organizadora del Primer, Segundo y Tercer Encuentro Latinoamericano de Narración Oral Cuenteros y cuentacuentos: de lo espontáneo a lo profesional, fue directora artística del I y II Festival de Narración Oral de Argentina, que se desarrolló en la Biblioteca Nacional y el Teatro Nacional Cervantes (1998,1999) y formó parte del Plan Nacional de Lectura, organizado por el Ministerio de Educación de la Argentina.

Por su tarea meritoria como narradora, recibió el Premio Alicia’ 97 que le otorgó la Fundación Reconocimiento a una actitud en la vida, inspirada en la trayectoria de Alicia Moreau de Justo, el Premio Pregonero en 2009, otorgado por la Fundación El Libro y la Biblioteca Popular Madre Teresa le otorgó el Premio Hormiguita viajera en 2012 en la categoría Maestra Nacional de Literatura infantil y juvenil

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También ha participado, representando a la Argentina, en los siguientes eventos:

1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2007
2008
2009
2010
2011
2013
2014
2015
2016
1997

1999

IV Festival Internacional del Cuento, Los Silos, Tenerife, España.

I Encuentro Internacional  de Contadores de Historias, Brasil.

2000

V Festival Internacional del Cuento, Los Silos, Tenerife, España.

II Encuentro Estatal de Literatura Infantil, Chapecó, Brasil.

I Festival Internacional del Cuento de Arona, Los Cristianos, Tenerife, España.

I Festival Internacional del Cuento, Valverde, El Hierro, España.

2001

Semana Académica de la Universidad del Oeste de Santa Catalina, Brasil.

2002

Festival de narración Oral de Ávila, España.

Feria del Libro de Sevilla, España.

I Muestra del Plan Canario de Actividades extraescolares, Las Palmas de Gran Canaria, España.

2003

IV Simposio Internacional de contadores de historias, Brasil.

2004

Feria del Libro de Sevilla, España.

I Jornadas Internacionales de cuentacuentos en Pozuelo de Alarcón, España.

Expedición Viajoven, Logroño, España.

II Ciclo Cuentos para casi todos (niños y mayores inteligentes), Sevilla, España.

2005

MERCOSUL en cuentos, I Encuentro de Contadores de Historias de Brasilia, Brasil.

Festival Internacional de Cuentacuentos- Te doy mi palabra 5, Bs. As., Argentina.

2007

Ciclo Te dou minha palabra- Cultura oral & educaçâo, San Pablo, Brasil.

2008

I Foro Internacional de Oralidad y Literatura Cuento Palabra, Córdoba, Argentina.

I seminario Internacional de Contadores de Historias en la Feria del Libro de Porto Alegre, Brasil.

2009

V Festival Internacional de Narración oral Zacatecas, México.

Congreso de la Palabra, León, México.

Palabras al viento, II Festival Internacional de Narración Oral, Guanajuato, México.

Seminario Internacional de Contadores de Historias durante la VIII Jornada nacional de Literatura en Passo Fundo, Brasil.

2010

Dia Mundial do Livro: Numa cidade acordada, uma biblioteca sem sono! en la Biblioteca de Beja, Portugal.

VII Campanya Narració Oral em La Biblioteca Pública de Castello, España.

Semana Internacional del Cuento, Santa Cruz de La Sierra, Bolivia.

IV Festival Internacional de cuentos «Cuéntame Arona», Tenerife, España.

XV Festival Internacional del cuento Los Silos, Tenerife, España.

IV Festival Cuentos Breña Alta; La Palma, España.

2011

II Festival de arte sacro, Zacatecas, México.

IV Seminario Internacional “Cuando llueve, perros y gatos leen: Encuentro en torno a la lectura y literatura infantil y juvenil, al sur del mundo”, Osorno, Chile.

2013

Seminario de Literatura Infantil organizado por el Centro Lector infantil de la Universidad San Sebastián, Osorno, Chile.

Festival Santa Úrsula cuenta, Tenerife, España.

2014

X Festival Internacional de Narración oral Zacatecas, México.

Histórias Sem Fronteiras, Simposio Internacional de contadores de historias, Río de Janeiro, Brasil.

III Foro Iberoamericano de la Lengua Española, Zacatecas, México

2015

XX Festival Internacional del Cuento, en Los Silos, Tenerife, España.

I Congreso Internacional de Literatura Infantil: Mediadores y libros, un vínculo para el amor… a la lectura, Santo Domingo, República Dominicana.

2016

Diplomado de Animación a la lectura del Centro Lector de Osorno, Chile.

FICU, Fiesta Internacional de Cuenteros, Alajuela Ciudad palabra, Costa Rica.

1997

II Festival Internacional del Cuento, Los Silos, Tenerife, España.

AUTOBIOGRAFÍA

Nací en el barrio de Boedo, barrio tanguero si los hay, en una casa antigua, con patio, terraza y gallinero. (Y…, esas cosas que tenía Buenos Aires, ¡qué sé yo!).

Recuerdo que mi casa estaba llena de escondites y lugares secretos que sólo yo conocía. Tenía escaleras caprichosas, ventanas misteriosas y un pasillo largo con una enredadera que en otoño se llenaba de flores amarillas y parecía una lluvia dorada. Era una casa mágica. Cada uno de sus rincones me susurraba historias que yo escuchaba fascinada. Pero, sin duda, lo mejor de la casa era la biblioteca, una habitación enorme llena de libros que yo elegí como mi lugar preferido para jugar y leer. En el quieto silencio de las siestas, la vieja casona de Boedo desaparecía y yo me sumergía en un mundo donde todo era posible. Así descubrí la colección Robin Hood, de tapas amarillas, los veintitantos libros de Monteiro Lobato, con la inolvidable Naricita, o los álbumes con grandes ilustraciones donde se mezclaban Las mil y una noches con Heidi y El soldadito de plomo con Blancanieves. Me volví adicta a la lectura. No podía dejar de leer. ¡Cómo lloré con Corazón y con Azabache! ¡Y qué manera de sufrir con ese perro de Bajo las lilas! ¡Qué intriga por saber quién era en realidad Papaíto piernas largas! ¡Qué nervios cuando secuestraban a los chicos en Entre selvas y desiertos y ellos se escapaban! ¡Y cómo me gustaba el Tigre de la Malasia que se enamoraba de Mariana y la iba a buscar porque no podía vivir sin ella! No sé cuántas veces habré leído y releído los libros de Salgari, Julio Verne o Twain. No sé cuántas noches me habré dormido a la fuerza porque ya es tarde, nena, y yo quería saber qué les pasaba a los personajes que estaban Sin familia o En familia o a Robinson Crusoe, Gulliver o El último de los mohicanos.. Sólo sé que nada escapaba a mi voracidad. Será por eso que mi mamá, que era maestra, y mi papá que tenía dos trabajos, seguían comprándome libros, aunque a veces la plata no alcanzaba para llegar a fin de mes. Será por eso que, cuando se me «gastaron» algunos libros (no porque se me hubieran roto, sino porque ya los sabía casi de memoria), tuve que explorar en los otros estantes de la biblioteca donde me esperaba uno de los grandes amores de mi vida: la poesía. ¿Cómo que leíste a Machado, nena?, preguntaba la maestra de quinto (la de cuarto no preguntaba nada porque era una bruja). Y sí, señorita, me lo leí todo. Y a Neruda y a Hernández y a Almafuerte que no se da por vencido ni aun vencido. Pero sos muy chiquita para leer esas cosas, decía la de sexto que pensaba que había que tener edad para leer poesía seria y nos hacía copiar versos de confite en la carpeta. No le hice caso, claro, seguí leyendo a Lorca y a León Felipe y me animé a acompañar al Quijote (en versión para niños, eso sí), mientras Serrat me cantaba al oído «se hace camino al andar».

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¿Cómo no me iba a gustar, entonces, leer las Novelas ejemplares en voz alta cuando empecé la secundaria, si ya era una lectora sin remedio? Confieso, eso sí, que Platero y yo y Marianela me aburrían un poco, pero es que ya empezaba mi metamorfosis. Porque me encontré con Kafka en la colección de Losada que publicaba a mis poetas preferidos, justo en una esquina de la Feria del Libro, una fiesta que daba sus primeros pasos en mi Buenos Aires adolescente. Y ya nada fue igual. Seguía leyendo todo lo que caía en mis manos, pero comencé a forjar un gusto literario y una mirada crítica. Y llegó Ayerdi, mi profesora de Castellano. Ella me abrió las puertas grandes de la literatura, cuando me presentó a García Márquez, a Cortázar, a Borges, a Arlt y a toda una Latinoamérica que escribía.

Hasta ese momento, yo sólo había escrito a escondidas unos poemas tímidos y algunas composiciones sin pies ni cabeza, que la señorita de sexto alababa con falsa convicción y que yo rompía sin piedad, muerta de vergüenza. Es que ya había decidido que quería ser escritora. Lo decidí junto a la biblioteca de la vieja casa, mientras mis muñecos se convertían en los personajes del último libro que acababa de leer. Pero no vislumbraba un camino que me permitiera concretar ese sueño. Hasta que el caudal de literatura que nos dio Ayerdi hizo que surgiera mi voz y que encontrara las palabras exactas para decir lo que quería. Y comencé a escribir (poesía, por supuesto) y después aparecieron un par de cuentos y ya no pude dejar de escribir hasta hoy.

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Aunque parezca mentira, la facultad de Letras casi me asesina la vocación, porque entre tantos latines y griegos y tanta fotocopia ilegible de bodrios agotados, yo perdí el placer de escribir y de leer. Por suerte hubo varios profesores que fueron un oasis para mi sed literaria y me ayudaron a soportar a los que merecían que se les prohibiera la portación de palabra. Y por suerte, también, una amiga me habló de los talleres de escritura. Y allá fui tímida, pero feliz, a recibir sopapos literarios y críticas feroces (yo, que era la que mejor escribía en el colegio) que me enseñaron los secretos del oficio de escribir. La búsqueda desesperada de una palabra, las páginas que se tachan y se tiran, los versos que se corrigen… Supe lo que era un cliché y una idea original y en esa tarea casi artesanal terminé de enamorarme de la literatura.

Ha pasado el tiempo. Después de un primer tropiezo, encontré a otro de los grandes amores de mi vida y me casé con él. Tengo tres hijos maravillosos que han sido mis primeros lectores y los críticos más despiadados de mi trabajo. Publiqué más de treinta libros y soy escritora y narradora oral. No puedo imaginar mi vida sin libros. Creo que fue Borges el que dijo que gracias a los libros tenemos recuerdos que no hemos vivido. Y es cierto. A ellos les debo esos recuerdos ajenos y mucho más: los viajes que he hecho, los amigos entrañables que conocí, la alegría de vivir de lo que más me gusta hacer… Pero sobre todo, gracias a ellos, aunque haya crecido, mi corazón sigue intacto. Y sigo siendo aquella niña remota que leía junto a la gran biblioteca, en el silencio quieto de la siesta.